maandag 10 maart 2014

Ian Brady y Myra Hindley

La pareja formada por Ian Brady y Myra Hindley fueron los autores de una serie de asesinatos contra niños que conmocionaron al Reino Unido durante los años sesenta. En 1963 y 1964 desaparecieron algunos niños en los alrededores de Manchester. La policía comenzó una investigación a gran escala, pero no encontraron ni rastro de los niños. El 7 de octubre de 1965 la policía recibió un chivatazo telefónico procedente de Hattersley, donde se nombraba a Hindley. Esta llamada les llevó a Ian Brady, de 27 años, y a Myra Hindley, de 23, que vivían con la abuela de esta última. La policía tuvo que emplear la fuerza para entrar en la vivienda. Una vez dentro, encontraron en un dormitorio el cadáver de Edward Evans, de 17 años. El chico había sido asesinado de catorce hachazos. Fotos y cintas encontradas en la casa condujeron a las fuerzas de seguridad hasta el cuerpo de Lesley Ann Downey, uno de los niños desaparecidos. Las fotos y las cintas de audio dejaban ver como la pareja torturaba y abusaba sexualmente de los niños antes de asesinarlos. 
Ian Brady fue condenado a cadena perpetua por tres asesinatos. Myra Hindley fue condenada a cadena perpetua por dos asesinatos. Se sospecha que la pareja podría ser responsable por otras desapariciones que nunca quedaron resueltas. También se sospecha que podría haber habido más gente implicada en los asesinatos.
Ian Brady y Myra Hindley

woensdag 5 maart 2014

Marie-Alexandrine Becker-Petitjean

Marie-Alexandrine Becker-Petitjean murió en junio de 1942 en la cárcel de Vorst, en Bélgica. Eran los años de la Segunda Guerra Mundial, y los belgas estaban ocupados con otros asuntos, como para preocuparse de la muerte de esa mujer. Pero en 1938, el juicio contra Becker levantó mucha expectación.
En menos de cinco años, Becker envenenó a once personas, intentó envenenar a cinco más, falsificó un testamento y robó a cuatro de sus víctimas. Becker compró 18 botellitas del veneno digitalina en dos farmacias diferentes. Según ella para vendérsela a otra mujer que iba a revenderla en Holanda. Sin embargo, las autoridades belgas nunca pudieron encontrar a esa mujer. Durante el proceso, quedó claro que Marie no quería la digitalina para venderla, sino para envenenar a ancianos. El sistema de esta malvada asesina era siempre el mismo. Invitaba a sus victimas a algo de comer o de beber. Inmediatamente después enfermaban. Entonces Marie se ofrecía para cuidarlas. Si su víctima aceptaba, que era casi siempre, Becker aprovechaba para administrar más veneno. Debilitadas física y mentalmente por el veneno y la enfermedad, Becker las convencía para que le dieran dinero y bienes. La viuda asesina de 59 años fue condenada a muerte por el juez en Lieja. Aunque más tarde la pena fue conmutada por cadena perpetua con trabajos forzados.

 
Marie Becker